Asperger Mar del Plata Facebook

domingo, 28 de febrero de 2016

Problemática de niños y adolescentes con autismo de alto funcionamiento en los entornos escolares

http://autismodiario.org/2015/09/19/problematica-de-ninos-y-adolescentes-con-autismo-de-alto-funcionamiento-en-los-entornos-escolares/?utm_source=ReviveOldPost&utm_medium=social&utm_campaign=ReviveOldPost

Problemática de niños y adolescentes con autismo de alto funcionamiento en los entornos escolares

Por tanto tenemos una situación que dista mucho de ser ideal, pero a esta compleja ecuación debemos añadirle una nueva incógnita, alumnos con TEA de alto funcionamiento, que -aunque parezca mentira- suponen un reto educativo importante. Estamos ante alumnos que presentan buenas capacidades a nivel curricular y académico, pero que sin embargo acaban teniendo innumerables problemas en el día a día. Desde todas las modalidades posibles de acoso escolar, a problemas de adaptación al entorno, dificultades de varios niveles en lo relativo a la interacción social, problemas relacionados con aspectos puramente psicológicos como estados de ansiedad, baja autoestima, depresión,…, y si a esto le sumamos que como están tan bien se baja la guardia, nos encontramos a chicos que viven entre dos mundos, y que cuando algo sale mal es culpa del autismo que tienen, y que cuando algo sale bien es gracias al sistema. Y que cuando el alumno le pega a otro, es una reacción agresiva relacionada con el propio autismo, para nada se juzga en su totalidad la situación, sino que se culpa al niño, siempre es más fácil culpar al más débil. Además nos encontramos con problemas derivados de los bajos recursos humanos y técnicos en el apoyo educativo y social del alumno. Pero por si todo esto fuera poco, la calidad de la formación del profesional no siempre es la adecuada ¿Alguien ha revisado las materias que reciben los profesionales que atienden a estos alumnos? Alguien dijo una vez, los niños acaban aprendiendo, a pesar de la escuela. Esto es una afirmación que puede incluso resultar malsonante para muchos profesionales de la docencia, pero desgraciadamente, si pudiéramos o nos dejaran medir la calidad formativa de quienes deben atender a alumnos con autismo (sea este de alto, medio o bajo funcionamiento), posiblemente descubriríamos -no sin cierta perplejidad- que un gran número de estos profesionales o bien tiene una formación escasa, o con conceptos antiguos, o sencillamente no saben realmente qué o cómo deben enfrentar su trabajo a diario. No pretendo afirmar que los profesionales sean malos per se, sino que su formación lo es. Hay infinidad de buenos profesionales frustrados ya que se ven incapaces de atender adecuadamente a sus alumnos, por mil y un motivos. A veces incluso van de colegio en colegio intentando atender a muchos más niños de los que son conscientes pueden dar soporte. Pasan muchas horas de sus jóvenes vidas en entornos con una estructura muchas veces -si no siempre- caótica y compleja para ellos. A nadie parece importarle demasiado que el alumno o alumna tengan un Trastorno del Procesamiento Sensorial (TPS), o peor aún, ¡no saben qué es eso! De la misma forma que sus alteraciones sensoriales les afectan enormemente en su desarrollo diario, problemas relacionados con las funciones ejecutivas dificultan enormemente su cumplimiento del riguroso y estricto modelo educativo, y si a eso le sumamos la dificultad para entender los -ya de por sí incomprensibles- encabezados a las preguntas de las tareas escolares o de las mismas evaluaciones, nos vemos a un alumno perdido en un fuerte oleaje que acaba desembocando en fuertes alteraciones emocionales. Todo lo malo es achacable a él, o a su familia, o al sursuncorda, que para el caso es lo mismo, da igual quien sea el culpable mientras la víctima sea la misma. Porque esa es la situación real. Cuando hablas con jóvenes que acaban de salir del sistema educativo, raro es el que hable bien del mismo, apenas retazos de cierta paz, pero lo demás suele ser siempre muy negativo. Este efecto es real, donde los alumnos se empeñan en sobrevivir al sistema educativo, que la verdad, no está preparado para afrontar el reto de educar en la diversidad, ya que sencillamente el sistema no está diseñado para tal fin, y por tanto el efecto es tristemente obvio. Es evidente que debemos llevar a cabo un cambio global de paradigma, impulsar una profunda transformación de la realidad. Debemos dejar de intentar normalizar la vida del alumno. Debemos poder ser capaces de ver el valor completo de nuestro alumno en todos y cada uno de sus momentos vitales, debemos ser capaces de apreciar que sus diferencias pueden ser nuestros aliados y no nuestros enemigos. Debemos proponer un modelo de desnormalización creativa de la enseñanza, de forma que en vez de dedicarnos a pronosticar las capacidades de un alumno en base a sus calificaciones, diseñemos un modelo educativo destinado a que cada alumno consiga llegar al 100% de sus capacidades, sean éstas las que sean. Ésta debe ser la política, conseguir que cada alumno dé el 100% de sus posibilidades a todos los niveles vitales, y no solo memorísticos. Educar debe ser preparar al alumno para la vida, y no a superar modelos de evaluación memorística de grises conocimientos de dudosa validez vital. Quizá uno de los mayores logros académicos de un alumno con autismo no sea sacar un 10 en matemáticas, sino tener amigos. Mientras sigamos hablando de la necesidad de la inclusión educativa, no podremos hablar de la importancia de la convivencia. Y la convivencia es lo que marca la gran diferencia entre un modelo de inclusión social y un modelo de diferenciación en función de factores artificiales, que no dejan de poner trabas al correcto avance de una sociedad; la cual, finalmente, se diseña y construye en la fase de educación infantil y primaria. Mientras sigamos pensando que la escuela es un lugar frente a un concepto social, seguiremos encasillando la educación entre cuatro paredes, de forma contraria a lo que en realidad debe ser una sociedad, un grupo diverso y que se autoenriquece. Al final, no es solo una cuestión de la capacidad de ser capaz de superar un currículo académico, sino de ser capaces de superar el currículo social, que es en suma, lo que van a encontrar cuando acaben su periplo escolar, una sociedad que debe estar preparada y lista a recibirlos, pero donde ellos mismos, deberán de disponer de suficientes herramientas y experiencias como para poder ser ellos mismos parte de esa inclusión social.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario

Bienvenido a dejar tus comentarios e inquietudes